Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
En esta tarde, Cristo del Calvario,
En esta tarde,
Cristo del Calvario,
vine a rogarte por
mi carne enferma;
pero, al verte, mis
ojos van y vienen
de tu cuerpo a mi
cuerpo con vergüenza.
¿Cómo quejarme de
mis pies cansados,
cuando veo los tuyos
destrozados?
¿Cómo mostrarte mis
manos vacías,
cuando las tuyas
están llenas de heridas?
¿Cómo explicarte a
ti mi soledad,
cuando en la cruz
alzado y solo estás?
¿Cómo explicarte que
no tengo amor,
cuando tienes
rasgado el corazón?
Ahora ya no me
acuerdo de nada,
huyeron de mi todas
mis dolencias.
El ímpetu del ruego
que traía
se me ahoga en la
boca pedigüeña.
Y sólo pido no pedirte
nada,
estar aquí, junto a
tu imagen muerta,
ir aprendiendo que
el dolor es sólo
la llave santa de tu
santa puerta.
Amén.
Gabriela Mistral
No hay comentarios:
Publicar un comentario